Lo que había de llegar, llegó.El momento inevitable, temido y ansiado tuvo lugar. Hoy tras un tiempo , tras la marcha del carnaval ocurrió. El encuentro frente a frente pasó. La comparación estuvo ahí, Él, la persona actual, frente a él, el rastro del pasado. El adulto frente al niño. Quien aprecio y quizás quiera, frente a quien a quise y no se si aprecio. La sinceridad, franca, sin exageración ni paroxismo frente a la actitud histriónica del ¿amor? teatral y de te quiero en dos días. El somos amantes (de momento apenas hace tres semanas de conocernos) frente al "te quiero y te presento a mi familia " en apenas dos semanas. Y lo mejor fue que verle me importó una mierda, indiferencia. Y luego ver como a él si le molestaba verme. Verme en mi nueva situación y saber que ya no es el foco de atención. ¿Cruel e infantil por mi parte? ¿Absurda sensación de victoria? Quizás. Pero disfruto del sabor dulce de la templanza frente a quien me hizo arrastrarme por el dolor, obviar lo evidente y lanzarme al abismo ignorando las señales. ¿Es el tiempo un juez imparcial que coloca a quien debe en su lugar? Nunca creí en esa frase pero ahora cobra sentido. Te aprecio y te tengo un cariño especial Aitor, y puede llegar a más. Te olvido a ti XXXX quien no menciono ya tu nombre. Y como nunca creí en la censura y mucho menos en la autocensura, vuelvo a publicar mi post amargo, lleno de dolor y sincero. A quien no le guste lo que lo plasmé en mi diario cuando lo sentí (y que tiene mucho de verdad, sigo teniendo las pruebas), sencillamente que se joda y que mire a otro lado. Besos a todos. El jarrón roto vuelve a estar compuesto. Etiquetas: Alma |