Finalmente el viaje a Roma llega su fin y de nuevo regreso a la monotonía. Una semana sin parar, donde reconoces en primera persona el síndrome Stendhal. Fascinado por el múseo Vaticano, la Roma Clásica, los cuadros de Rafel y atraído por el caos, ciertamente romántico, de la ciudad, su gusto por la buena vida y las noches del Trastevere. Prometo volver. Y mañana las fotos que ahora estoy muy cansado... Por fin las imágenes
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